Vives en México. Vives rodeado de hombres que demonizan la defensa y prefieren dejarle esa responsabilidad al estado.
Te enteras que unos desgraciados entraron a la casa de alguien aprovechando que estaba metiendo el auto a la cochera, le dispararon, hirieron al jefe de la casa, manosearon a sus hijas, lo despojaron de dinero, de joyas, de su tranquilidad.
El que votó por el partido que gobierna, el que estaba muy convencido de que la estrategia de abrazos a los delincuentes funcionaba, el que creía que "todo se debe resolver desde las causas" está tirado en el piso, con un balazo en la pierna, sus hijas están llorando, pasará mucho tiempo antes de que un hombre vuelva a tocarlas sin que se sientan asqueadas.
El padre de familia no sólo llora por su herida, ha sido castrado y humillado.
Necesitamos la violencia, urgen hombres violentos, monstruosos, hombres que sepan como dominar a ese monstruo, que sepan cuándo deben dejarlo salir. La violencia es necesaria.
Necesitamos la violencia retributiva, la violencia defensiva, la violencia retaliativa.
Los hombres más cobardes son los que hacen una masa crítica para que los demás nos unamos a su cobardía: "las armas son malas!" "que nadie tenga armas", "que desaparezcan"
Además de cobarde, es fantasioso, espera que de pronto, sólo por decir que la sociedad está atendiendo "las causas" los malvados dejarán de delinquir.
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